Signos vitales en los adultos mayores

Los signos vitales son indicadores que reflejan el estado de salud y el funcionamiento de los órganos vitales de una persona. Estos signos son la temperatura corporal, el pulso, la respiración y la presión arterial. 

Los signos vitales pueden variar según la edad, el sexo, el peso, la actividad física y la salud general de cada individuo. Sin embargo, existen unos rangos normales que se consideran como referencia para evaluar si los signos vitales están dentro de los límites esperados o si hay alguna alteración que requiera atención médica.

Los adultos mayores son un grupo poblacional que presenta características especiales que pueden afectar sus signos vitales. Por ejemplo, el envejecimiento provoca cambios en el sistema cardiovascular, respiratorio, endocrino y nervioso que pueden modificar la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la temperatura y la respiración. 

Además, los adultos mayores pueden tener enfermedades crónicas, tomar medicamentos, tener hábitos de vida poco saludables o sufrir estrés que también pueden influir en sus signos vitales. Por estas razones, es importante conocer los valores normales de los signos vitales en los adultos mayores y cómo medirlos correctamente para detectar posibles problemas de salud y prevenir complicaciones.

¿Qué valores normales tienen los signos vitales en los adultos mayores?

Los valores normales de los signos vitales en los adultos mayores pueden variar según la fuente consultada, pero en general se aceptan los siguientes rangos :

• Temperatura corporal: entre 36°C y 37°C. La temperatura puede disminuir con la edad debido a una menor producción de calor y una menor sensibilidad al frío. También puede verse afectada por factores ambientales, infecciones, inflamaciones, medicamentos o alteraciones hormonales.
• Pulso: entre 60 y 100 latidos por minuto. La frecuencia cardíaca puede aumentar con la edad debido a una menor elasticidad de las arterias y una mayor resistencia al flujo sanguíneo. También puede verse alterada por el ejercicio, el estrés, las emociones, las enfermedades cardíacas, la anemia, la deshidratación, la fiebre o el consumo de cafeína, alcohol, tabaco o drogas.
• Respiración: entre 12 y 20 respiraciones por minuto. La frecuencia respiratoria puede disminuir con la edad debido a una menor capacidad pulmonar y una menor fuerza de los músculos respiratorios. También puede verse afectada por el ejercicio, el estrés, las emociones, las enfermedades respiratorias, la obesidad, el tabaquismo o el uso de medicamentos que deprimen el sistema nervioso central.
• Presión arterial: entre 120/80 mmHg y 140/90 mmHg. La presión arterial puede aumentar con la edad debido a una mayor rigidez de las arterias y una menor capacidad de adaptación del sistema vascular. También puede verse alterada por el ejercicio, el estrés, las emociones, las enfermedades renales, el consumo de sal, alcohol, tabaco o drogas, o el uso de medicamentos antihipertensivos o vasodilatadores.

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¿Cómo se miden los signos vitales en los adultos mayores?

Los signos vitales en los adultos mayores se miden de la misma forma que en el resto de la población, pero se deben tener en cuenta algunas consideraciones especiales:

• Temperatura corporal: se puede medir con un termómetro digital, de mercurio o de infrarrojos, en la boca, el oído, la axila o el recto. Se debe elegir el método más adecuado según la condición del paciente, la precisión del termómetro y la preferencia del usuario. Se debe evitar medir la temperatura después de comer, beber, fumar o hacer ejercicio, ya que estos factores pueden alterar el resultado. Se debe esperar al menos 15 minutos después de estas actividades para tomar la temperatura. Se debe limpiar el termómetro antes y después de cada uso y seguir las instrucciones del fabricante.
• Pulso: se puede medir con un reloj o un monitor de frecuencia cardíaca, palpando la arteria radial en la muñeca o la arteria carótida en el cuello. Se debe contar el número de latidos durante un minuto o durante 15 segundos y multiplicar por cuatro. Se debe evitar medir el pulso después de hacer ejercicio, ya que este factor puede aumentar la frecuencia cardíaca. Se debe esperar al menos 10 minutos después de hacer ejercicio para tomar el pulso. Se debe relajar el brazo y colocarlo a la altura del corazón. Se debe presionar suavemente la arteria con los dedos índice y medio, sin usar el pulgar. Se debe respirar normalmente y evitar hablar o moverse durante la medición.
• Respiración: se puede medir observando el movimiento del pecho o el abdomen del paciente, o escuchando el sonido del aire que entra y sale de los pulmones. Se debe contar el número de respiraciones durante un minuto o durante 15 segundos y multiplicar por cuatro. Se debe evitar medir la respiración después de hacer ejercicio, ya que este factor puede aumentar la frecuencia respiratoria. Se debe esperar al menos 10 minutos después de hacer ejercicio para tomar la respiración. Se debe colocar al paciente en una posición cómoda y relajada, con la cabeza apoyada y las vías respiratorias despejadas. Se debe observar o escuchar el ritmo, la profundidad y la regularidad de la respiración, sin que el paciente se dé cuenta de que se le está midiendo, ya que esto puede alterar el resultado.
• Presión arterial: se puede medir con un esfigmomanómetro manual o digital y un estetoscopio, o con un monitor automático de presión arterial. Se debe elegir el método más adecuado según la condición del paciente, la precisión del aparato y la preferencia del usuario. Se debe evitar medir la presión arterial después de comer, beber, fumar, hacer ejercicio o ir al baño, ya que estos factores pueden alterar el resultado. Se debe esperar al menos 30 minutos después de estas actividades para tomar la presión arterial. Se debe colocar al paciente en una posición sentada o acostada, con el brazo apoyado y a la altura del corazón. Se debe elegir un manguito del tamaño adecuado según el perímetro del brazo del paciente. Se debe colocar el manguito alrededor del brazo, dejando un espacio de dos dedos entre el manguito y el codo. Se debe inflar el manguito hasta que se deje de sentir el pulso en la arteria. Se debe desinflar el manguito lentamente, escuchando los sonidos que produce el flujo sanguíneo. El primer sonido que se escucha corresponde a la presión arterial sistólica, y el último sonido que se escucha corresponde a la presión arterial diastólica. Se debe anotar los valores obtenidos y repetir la medición en el otro brazo. Se debe tomar el valor más alto como referencia.

¿Qué beneficios tiene controlar los signos vitales en los adultos mayores?

Controlar los signos vitales en los adultos mayores tiene varios beneficios para la salud y la calidad de vida de este grupo poblacional :

• Permite detectar precozmente posibles alteraciones o enfermedades que puedan afectar el funcionamiento de los órganos vitales, como hipertensión, arritmias, insuficiencia cardíaca, insuficiencia respiratoria, infecciones, shock, hipotermia o hipertermia, entre otras.
• Permite evaluar la respuesta al tratamiento y la evolución de las enfermedades que afectan los signos vitales, como medicamentos, cirugías, oxigenoterapia, transfusiones, diálisis, entre otras.
• Permite prevenir complicaciones o situaciones de emergencia que puedan poner en riesgo la vida del paciente, como infarto, accidente cerebrovascular, paro cardiorrespiratorio, insuficiencia renal, sepsis, entre otras.
• Permite mejorar el autocuidado y la educación sanitaria del paciente y sus cuidadores, fomentando hábitos de vida saludables que contribuyan a mantener los signos vitales dentro de los rangos normales, como una alimentación equilibrada, una hidratación adecuada, una actividad física moderada, un control del estrés, una abstención del tabaco, alcohol y drogas, entre otros.

¿Qué hace que se alteren los signos vitales?

Existen distintas variables que generan alteraciones en los signos vitales y en la toma de estos. Así mismo, los principales factores que ocasionan un desequilibrio en los signos vitales y sus valores son:

• Edad.
• Sexo.
• Estado de embarazo.
• Realización de ejercicio físico.
• Estado anímico.
• Estado hormonal.
• Tratamiento con medicamentos.
• Estado hemodinámico.

Si los signos vitales muestran valores alterados aun cuando se considera se lleva un ritmo de vida saludable, es importante acudir inmediatamente con un médico.

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