February 8, 2024

Qué es un infarto cerebral y el cuidado en el adulto mayor

El infarto cerebral, también conocido como accidente cerebrovascular isquémico o ictus. Paz Mental está para ayudarte.
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El infarto cerebral puede tener consecuencias graves y permanentes para la salud y la calidad de vida de la persona que lo sufre.

El infarto cerebral, también conocido como accidente cerebrovascular isquémico o ictus, es una emergencia médica que ocurre cuando se obstruye el flujo de sangre a una parte del cerebro, provocando la muerte de las células cerebrales afectadas. 

¿Qué causa el infarto cerebral?

El infarto cerebral se produce por la oclusión de una arteria cerebral, que puede deberse a diferentes factores, como:

  • Trombosis: la formación de un coágulo de sangre dentro de la propia arteria, que impide el paso de la sangre.
  • Embolia: la llegada de un coágulo de sangre o de otro material (como grasa, aire o bacterias) desde otra parte del cuerpo, que se aloja en la arteria y la obstruye.
  • Estenosis: el estrechamiento de la arteria por la acumulación de placas de colesterol, calcio u otras sustancias, que dificultan el flujo de la sangre.

Algunos de los factores de riesgo que favorecen la aparición de estos problemas son:

  • Hipertensión arterial: el aumento de la presión de la sangre sobre las paredes de las arterias, que las debilita y las daña.
  • Diabetes: el exceso de azúcar en la sangre, que altera la función de las células que recubren las arterias y favorece la formación de coágulos.
  • Hipercolesterolemia: el exceso de colesterol en la sangre, que se deposita en las arterias y las endurece.
  • Tabaquismo: el consumo de tabaco, que daña las arterias, aumenta la presión arterial y la coagulación de la sangre.
  • Obesidad: el exceso de peso, que eleva la presión arterial, el colesterol y el riesgo de diabetes.
  • Sedentarismo: la falta de actividad física, que reduce el flujo de sangre al cerebro y favorece el sobrepeso.
  • Edad: el envejecimiento, que deteriora las arterias y aumenta la probabilidad de padecer otras enfermedades cardiovasculares.
  • Sexo: el ser hombre, que implica un mayor riesgo de sufrir un infarto cerebral que la mujer, hasta la edad de la menopausia.
  • Antecedentes familiares: el tener familiares directos que hayan sufrido un infarto cerebral, que indica una predisposición genética.

¿Qué síntomas tiene el infarto cerebral?

El infarto cerebral se manifiesta por la aparición brusca de uno o varios de los siguientes síntomas, que dependen de la zona del cerebro afectada:

  • Pérdida de fuerza o sensibilidad en la cara, el brazo o la pierna de un lado del cuerpo.
  • Dificultad para hablar o entender lo que se dice, o para leer o escribir.
  • Alteración de la visión, como visión doble, borrosa o pérdida de la visión de un ojo o de un campo visual.
  • Mareo, vértigo, desequilibrio o dificultad para caminar o coordinar los movimientos.
  • Dolor de cabeza intenso, repentino y sin causa aparente, que puede ir acompañado de náuseas o vómitos.
  • Pérdida de conciencia, confusión o alteración del comportamiento.

Estos síntomas pueden durar desde unos minutos hasta varias horas, y pueden ser leves o graves. En cualquier caso, es importante actuar con rapidez y llamar al servicio de emergencias, ya que el tiempo es vital para salvar el cerebro y evitar secuelas.

¿Qué consecuencias tiene el infarto cerebral?

El infarto cerebral puede tener consecuencias graves y permanentes para la salud y la calidad de vida de la persona que lo sufre, así como para su familia y su entorno. 

Algunas de las secuelas que puede dejar son:

  • Parálisis o debilidad de una parte del cuerpo, que dificulta el movimiento y la realización de las actividades de la vida diaria.
  • Afasia o dificultad para comunicarse, que afecta al lenguaje oral o escrito, o a la comprensión o expresión de lo que se dice.
  • Agnosia o dificultad para reconocer objetos, personas, lugares o sonidos, que altera la percepción y la memoria.
  • Apraxia o dificultad para realizar acciones voluntarias, que impide ejecutar tareas complejas o secuenciales.
  • Hemianopsia o pérdida de la mitad del campo visual, que limita la visión y la orientación espacial.
  • Alteraciones emocionales, como depresión, ansiedad, irritabilidad, apatía o cambios de personalidad, que afectan al estado de ánimo y a las relaciones sociales.
  • Alteraciones cognitivas, como pérdida de memoria, atención, concentración, razonamiento o juicio, que dificultan el aprendizaje y la toma de decisiones.

Estas secuelas pueden variar en función de la extensión y la localización del daño cerebral, así como de la edad, el estado de salud y la personalidad de la persona afectada. 

También pueden mejorar o empeorar con el tiempo, según la evolución del proceso de recuperación.

¿Qué tratamientos tiene el infarto cerebral?

El tratamiento del infarto cerebral se basa en tres fases: la fase aguda, la fase de rehabilitación y la fase de prevención.

  • La fase aguda es la más crítica, ya que se trata de restablecer el flujo de sangre al cerebro lo antes posible, para minimizar el daño cerebral y evitar complicaciones. Para ello, se puede administrar un medicamento que disuelve el coágulo (trombolisis) o realizar una intervención quirúrgica que lo extrae (trombectomía), siempre que se cumplan ciertos requisitos y se haga en las primeras horas tras el inicio de los síntomas. También se pueden aplicar medidas de soporte vital, como controlar la presión arterial, la glucosa, la temperatura y la oxigenación, y prevenir o tratar las infecciones, las convulsiones, el edema cerebral y otras complicaciones.
  • La fase de rehabilitación es la más prolongada, ya que se trata de recuperar o mejorar las funciones perdidas o afectadas por el infarto cerebral, mediante un programa multidisciplinar e individualizado que incluye diferentes tipos de terapias, como la fisioterapia, la terapia ocupacional, la logopedia, la neuropsicología, la psicología y la terapia social. El objetivo es lograr la mayor autonomía, integración y calidad de vida posible para la persona afectada y su familia.
  • La fase de prevención es la más importante, ya que se trata de evitar que se produzca un nuevo infarto cerebral, mediante el control de los factores de riesgo y el seguimiento médico periódico. Para ello, se puede prescribir un tratamiento farmacológico que reduzca la presión arterial, el colesterol, la glucosa y la coagulación de la sangre, así como recomendar hábitos de vida saludables, como dejar de fumar, seguir una dieta equilibrada, hacer ejercicio regularmente y evitar el estrés.

¿Qué cuidado requiere el adulto mayor que sufre un infarto cerebral?

El adulto mayor que sufre un infarto cerebral requiere un cuidado especial, tanto durante la fase aguda como durante la fase de rehabilitación y la fase de prevención. 

Algunas de las medidas de cuidado que se deben tener en cuenta son:

  • Reconocer los síntomas del infarto cerebral y actuar con rapidez, llamando al servicio de emergencias y trasladando a la persona afectada al centro hospitalario más cercano, sin perder tiempo ni intentar remedios caseros.
  • Colaborar con el equipo médico y terapéutico, siguiendo sus indicaciones, facilitando la información necesaria, participando en el proceso de rehabilitación y resolviendo las dudas que surjan.
  • Apoyar a la persona afectada, ofreciéndole afecto, comprensión, paciencia, respeto y motivación, sin sobreprotegerla ni infravalorarla, y respetando su ritmo y sus preferencias.
  • Cuidar de sí mismo, manteniendo una buena salud física y mental, buscando ayuda profesional o de otras personas cuando sea necesario, y dedicando tiempo al descanso y al ocio.

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