El diagnóstico de una hernia de disco en la espalda generalmente se realiza mediante un examen físico y el análisis de los síntomas.
Las pruebas como la resonancia magnética (MRI) o la tomografía computarizada (CT) ayudan a confirmar la presencia de una hernia y su ubicación exacta.
Un diagnóstico adecuado es esencial para determinar el tratamiento más efectivo y prevenir complicaciones a largo plazo.
Manejar una hernia en la espalda implica una combinación de cuidados médicos y cambios en el estilo de vida. Es fundamental mantener un peso saludable, practicar ejercicios recomendados y evitar actividades que agraven los síntomas.
Observando condiciones relacionadas, como la hipertensión en el adulto mayor, también es importante, ya que puede influir en la evolución general de la salud y el dolor de espalda.
En algunos casos, una hernia puede mejorar con tratamiento no quirúrgico y cambios en el estilo de vida. Sin embargo, no todas las hernias se curan solas y algunas pueden requerir intervención médica.
Ambos términos se usan a menudo indistintamente, pero "hernia de disco" se refiere al núcleo del disco que sale hacia afuera, mientras que "disco desplazado" puede referirse a cualquier cambio en la posición del disco.
Ejercicios suaves como caminatas, nadar o yoga, especialmente bajo la guía de un fisioterapeuta, son beneficiosos. Estos ejercicios ayudan a fortalecer y estirar los músculos de la espalda.
La cirugía se recomienda si los síntomas no mejoran con el tratamiento conservador o si hay problemas neurológicos significativos, como la pérdida de control de la vejiga.
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